domingo, 27 de marzo de 2011

Manantial Político

El “Grupo Tlalnepantla” una larga historia de complicidades y de
abusos en el ejercicio del poder
* Arturo Ugalde Meneses, Rubén Mendoza Ayala y Ulises Ramírez
integran un clan perverso

El “juego” de complicidades y protección para ocultar irregularidades,deshonestidades, abusos del poder, desvío de recursos públicos, peculados, enriquecimientos ilícito, fraudes -como el de los “parquímetros”- no se puede entender sin conocer la historia del cacicazgo político ejercido desde principios de la década de los años setenta, por el político priista Abraham Talavera López, a quien se le da el “mérito” de haber fundado
el llamado “Grupo Tlanepantla”, que hasta la fecha mantiene -como si fuera una “franquicia eterna”- el poder del municipio que da nombre al mencionado “clan”.
Abraham Talavera se empezó a codear con políticos de altos vuelos en los años setenta cuando conoció al presidente Luis Echeverria Álvarez, quien lo impulsó para que diera sus primeros pasos en la política.
Tiempo después tendría su mejor época junto al presidente José López Portillo y el profesor Carlos Hank González. De la mano de estos políticos, el especialista en relaciones internacionales fue tres veces diputado federal por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), presidente de la
Comisión Editorial de su partido en el Distrito Federal.
En el gobierno de López Portillo fue director de Investigaciones Políticas y Sociales; además, oficial mayor de la Secretaría de Gobernación y asesor de Manuel Bartlett Díaz. Fue embajador de México en Guatemala, de 1984 a 1987.
A Talavera López le gustaba rodearse siempre de jovencitos a quienes les pagaba estudios en derecho -hasta posgrados en el extranjero- les compraba automóvil, los vestía muy bien, les conseguía trabajo con buenos salarios. Esta situación dio pie a decenas de comentarios que lo siguieron
hasta su muerte el 27 de enero de 1997.
Esta misma costumbre de su “afición” de rodearse de jovencitos se la legó a Cuauhtémoc Sánchez Barrales, Joaquín Rodríguez Lugo, Rubén Mendoza Ayala, Ulises Ramírez Núñez, Arturo Ugalde Meneses y Carlos Iriarte Mercado.
En la década de los sesenta, Cuauhtémoc Sánchez Barrales era uno de los jovencitos que Abraham Talavera más quería. Era su consentido. Poco a poco lo fue adiestrando en las artes de la política. Este personaje será clave en la formación política de Joaquín Rodríguez Lugo, Rubén Mendoza Ayala y Arturo Ugalde Meneses.
En esa época, Talavera López ya había tejido fuertes redes políticas en el estado de México, sobre todo con quienes integraban lo que hoy se conoce como el “Grupo Atlacomulco” -clan en que se inspiró tiempo después para fundar el “Grupo Tlalnepantla”- estableciendo una estrecha relación de amistad con el profesor Carlos Hank González, quien a pesar de no ser originario
de Atlacomulco, se convirtió en líder del grupo que lleva el nombre del mencionado municipio mexiquense, situación que se mantuvo así hasta su muerte el 11 de agosto de 2001.
Entre 1965 y 1967 la fuerza política de Abraham Talavera fue creciendo
rápidamente y para 1969, año en que Carlos Hank González rindió protesta como gobernador del estado de México, se consolidó como un político muy influyente, por lo que tuvo la fuerza suficiente para imponer como alcalde de Tlalnepantla -municipio que se conviviría en su feudo, mismo que heredaría a sus “protegidos”- a uno de sus mejores amigos, Miguel Ángel
Cruz Guerrero, para el periodo 1970-1972. Luego impuso sucesivamente a Sergio Contreras Cruz (1973-1975), al
jovencito Joaquín Rodríguez Lugo (1974-1975), a otro jovencito
Cuauhtémoc Sánchez Barrales (1976-1978), a Manuel Nogal Elorza (1979-1981), Alfonso Olvera Reyes, (1982-1984), otra vez el jovencito Cuauhtémoc Sánchez (1985-1987), Leodegario López Ramírez (1988-1990), otra vez el jovencito Rodríguez Lugo para el periodo 1991-1993 y aquí es donde hacemos un paréntesis, ya que es donde estaba surgiendo una nueva “camada” de jovencitos apadrinados por Abraham Talavera López, entre ellos Rubén Mendoza Ayala -el consentido no solamente del fundador del
“Grupo Tlalnepantla”, sino de Cuauhtémoc Sánchez Barrales- Arturo Ugalde Meneses -el consentido de Joaquín Rodríguez Lugo, Sánchez Barrales y Rubén Mendoza- Ulises Ramírez Núñez -el consentido de Rubén y Abraham- Mario Enrique del Toro, ex diputado local por el Partido Acción Nacional (PRD) y ex legislador federal del Partido de la Revolución Democrática (PRD) -consentido de Mendoza Ayala y Carlos Iriarte Mercado, ex director de la desaparecida Dirección General de Seguridad Pública y Tránsito del Estado de México, secretario de Desarrollo Social en
el último año de gobernador Arturo Montiel Rojas y actual legislador federal, ambos consentidos de Talavera López y Mendoza Ayala.
Muchas cosas tenían en común los muchachitos consentidos de Abraham Talavera. Por ejemplo, en su segundo periodo de alcalde de Tlalnepantla, a Joaquín Rodríguez Lugo le gustaba enchinarse las pestañas y acudir maquillado a actos al aire libre muy bien maquillado, argumentando ser de piel “muy delicada” y que el maquillaje lo protegía de los rayos solares. En esa época, su secretario del ayuntamiento, Arturo Ugalde enrojecía cuando
alguien le preguntaba sobre las pestañas chinas y el maquillaje de su “jefe”.
Vaya cosa. Cuauhtémoc Sánchez Barrales se hizo famoso por sus actos exhibicionistas en antros de Tlalnepantla. Mucha gente de ese municipio, cuenta que este personaje organizaba grandes fiestas en bares y cantinas a los cuales acudía acompañado de Rubén Ayala y Ugalde Meneses, entre otros de ese clan político.
“Cerraba los antros para divertirse a lo grande y cuando ya estaba “muy contento” Sánchez Barrales se despojaba de la ropa y se subía completamente encuerado a las mesas a bailar y a repartir besos entre sus acompañantes hombres y mujeres. Sus muchachitos cargaban con el en calidad de bulto.
“Además don Cuauhtémoc se hizo famoso por sus “fiestas” en unos baños públicos en Tlalnepantla, en donde pasaba de todo. Fiestecitas raras en las que se podía ver a Rubén, Arturo y Ulises”, narraron.
A mediados de 1993, Abraham Talavera ya había decidido quien sucedería a Joaquín Rodríguez Lugo en la alcaldía de Tlalnepantla. En el primer lugar de su lista y de su corazón, estaba Rubén Mendoza Ayala, pero una eventualidad lo obligó a cambiar su decisión.
Entre enero y febrero de 1994, Rubén Mendoza tuvo un conflicto extra político con el gobernador de ese entonces, Emilio Chuayffet Chemor, quien había asumido el poder del estado de México, apenas unos cinco meses atrás, el 16 de septiembre de 1993.
Chuayffet Chemor no pertenecía al “Grupo Atlacomulco”, que por añeja tradición había seleccionaba al candidato a gobernador por el partido tricolor, por lo que en este caso la orden de designar a Emilio vino directamente
del presidente Carlos Salinas de Gortari, “línea” a la que se alineó Hank González.
Se cuenta que Emilio Chuayffet habló directamente con Abraham Talavera- quien aún tenía alguna influencia con el presidente Carlos Salinas- para comentarle que lo apoyaría en la decisión que tomara para designar al candidato
a alcalde de Tlalnepantla por el PRI, siempre y cuando el elegido no fuera Rubén Mendoza. Talavera López entendió el mensaje y reviró hacía el secretario del ayuntamiento
Arturo Ugalde Meneses. Sin embargo, un grupo importante de
priistas empujaba fuertemente en apoyo a la candidatura de un brillante tlalnepantlense: Antonio Maya Schuster, un militante priista que en el campo había demostrado su entrega a los colores del PRI. A diferencia de éste político, Ugalde Meneses carecía de trabajo político-partidista.
Incluso Chuayffet Chemor en privado habría manifestado su inclinación por Maya Schuster, situación que ánimo a los priistas de Tlalnepantla, lo que pronosticaba un enfrentamiento entre los muchachitos de Abraham Talavera y los priistas que apoyaban a Antonio Maya. Mendoza Ayala se disciplinó y aceptó ceder su lugar amigo Arturo Ugalde, pero antes había que vencer a los priistas que en gran mayoría ya apoyaban a Maya Schuster. Expertos operadores en “guerra sucia”, Cuauhtémoc, Joaquín, Rubén y Arturo se lanzaron con todo en contra de Antonio Maya
Schuster y sus seguidores que estaban decididos a terminar con el cacicazgo político de Abraham Talavera.
Como parte de esa “guerra sucia”, Rubén y Arturo utilizando enromes recursos económicos y materiales que salían del ayuntamiento que encabezaba Rodríguez Lugo, editaron por varias semanas un periódico llamado Nuevo Día -que durante algunos años dirigió Arturo Ugalde, precisamente para golpear y desprestigiar a enemigos políticos- a través del cual lanzaron fuertes ataques en contra de Maya Schuster, incluso publicaron
asuntos que correspondían a la vida privada del aspirante a la candidatura a presidente municipal.
El periódico de marras con tirajes de más de veinte mil ejemplares, se hizo en un semanario local en donde por muchos años trabajó Armando Ugalde Meneses, como chofer del presidente editor de ese medio informativo. Por ese “trabajito”, el hermano de Arturo Ugalde se embolsó cien mil pesos.
La “guerra sucia” dio resultados, por lo que Arturo Ugalde se quedó con la candidatura y posteriormente asumió la presidencia municipal en agosto de 1994.
A mediados de 1996, Talavera López de nueva cuenta se preparaba para ungir a su alumno favorito Rubén Mendoza, como candidato a alcalde de Tlalnepantla, sin embargo aún pesaba el “veto” que había establecido sobre este político, Emilio Chuayffet, quien ahora despachaba en el Distrito federal como titular de la Secretaría de Gobernación y serio aspirante a la candidatura presidencial. Rubén estaba confiado en su mentor y mecenas Abraham Talavera y en el apoyo de su gran amigo Arturo Ugalde, cuando el 27 de enero de 1997, se dio la noticia de que Talavera López había sido asesinado en su casa. El cuerpo fue hallado hasta el 28 de enero, se descartó el robo y se habló que
el asesino o los asesinos pudo ser alguno de los asistentes a la fiesta que Talavera López había organizado el día anterior, a la cual se supo asistieron las mayoría de sus muchachitos.
Todo parecía indicar que el “Grupo Tlalnepantla” se quedaría sin cabeza y en consecuencia terminaría una larga época de cacicazgo político en Tlalnepantla. Rubén Mendoza asumió el liderazgo del grupo y Ugalde Meneses le sumó dócilmente. Ambos sabían que el camino hacia a la alcaldía estaba cerrado por el lado del PRI, por lo que buscaron otro derrotero, pues de no hacerlo así, el “Grupo Tlalnepantla” estaba destinado a la extinción.
Mendoza y Ugalde intentaron abrir un camino por las montañas del Partido de la Revolución Democrática (PRD), pero no pudieron avanzar mucho, hasta que encontraron un ancho camino por el rumbo del Partido Acción Nacional (PAN).
Rubén y Arturo invirtieron mucho dinero del ayuntamiento en esta gran aventura. Armaron una estructura partidista con priistas, panistas, perredistas y hasta petistas. Convencieron y compraron a los dirigentes estatales del partido bicolor, logrando que Mendoza Ayala fuera designado candidato a alcalde de Tlalnepantla. Se toparon con la resistencia del Comité Nacional panista y sin embargo siguieron adelante con una panista,
Ruth Olvera Nieto, a quien por cierto Abraham Talavera le tenía gran respeto y cariño.
Se afirma que Olvera Nieto -vecina de Rubén Mendoza en el fraccionamiento Valle Dorado- pertenecía al “Grupo Tlalnepantla” y que Abraham Talavera la promocionó para que alcanzara una diputación federal, la cual obtuvo ganándole precisamente a Talavera López, lo que pudo ser solamente una jugada magistral de este finado político.
Y para asegurar que Ruth Olvera ganara la elección de presidenta municipal, como hicieron con Antonio Maya Schuster, Rubén y Arturo operaron una ”guerra sucia” en contra del candidato priista Saulo Jiménez Leal, a quien como estocada mortal, difundieron por todos los medios a su alcance y con recursos del ayuntamiento que encabezaba Ugalde Meneses en 1997, que el aspirante priista era ministro de una asociación religiosa, situación que originó que las autoridades electorales lo desconocieran como candidato.
Perversos como son, Rubén y Arturo esperaron hasta el último de las campañas políticas para dar a conocer esta noticia, para causar el mayor daño posible, pues el PRI tuvo que cambiar de candidato, lo que a la postre significó su derrota. De esta forma el “Grupo Tlalnepantla” evitaba su desaparición operando con máscara panista y con piel original y auténticamente priista.
Rubén y Arturo a través de Ruth Olvera gobernaron Tlalnepantla de 1997 al 2000. Del 2000 al 2003, gobernaron Mendoza Ayala y Ugalde Meneses.
Del 2003 al 2006, Rubén y Arturo por medio de Ulises Ramírez. Del 2006 al 2009, Mendoza, Ugalde y Ramírez a través de Marco Antonio Rodríguez Hurtado y del 2009 a la fecha actual, gobiernan Tlalnepantla Arturo Ugalde y Rubén Mendoza.
A principios de 2009, cuando aún no se sabía quiénes iban a ser los candidatos a alcalde por todos los partido políticos, en Tlalnepantla los líderes del “Grupo Tlalnepantla”, Rubén Mendoza Ayala y Arturo Ugalde Meneses,
se reunieron para discutir y después seleccionar a su candidato.
Analizaron y determinaron que sería Ugalde Meneses y que esta vez la candidatura ganadora se vestiría de tricolor. Ulises Ramírez en su calidad de dirigente estatal del Partido Acción Nacional (PAN), le facilitaría las cosas a sus amigos Rubén y Arturo, quienes ganaron fácilmente y desde agosto de 2009 están sentados en la silla de la presidencia de Tlalnepantla, ahora con camisetas priistas y desde ahí ocultan los “pecados” que cometió Ulises Ramírez cuando fue alcalde. El PRI nunca dejó de gobernar Tlalnepantla.
Y ahora Arturo Ugalde Meneses está convertido en protector de fraudes cometidos por sus antecesores y con recursos del ayuntamiento paga un pleito legal con la empresa “Parking Tech”, que ha sido víctima de los abusos de poder del alcalde de Tlalnepantla, que utilizando sucias maniobras legales y el apoyo del propio gobierno estatal, pretende ganar el proceso
legal y de esta forma salvar a sus amigos Rubén Mendoza y Ulises Ramírez, responsables directos del gran fraude de los “parquímetros”.
Y para muestra lo siguiente, el once de octubre de 2010, a través del oficio SSP/3671/2010, Arturo Ugalde le informó mañosamente para proteger a Rubén Mendoza y a Ulises Ramírez, al ex regidor José Luis Cortés Trejo, que la ejecución de la acciones tendientes a hacer cumplir lo ordenado en lo puntos de Acuerdo Cuarto, Quinto y Sexto relativos al Segundo Punto del orden del día de la Décima Sesión Extraordinaria de Cabildo, celebrada en
fecha doce de octubre del año dos mil siete, han sido motivo de impugnación por parte de la sociedad mercantil denominada Parking Tech, Sociedad Anónima de Capital Variable, a través de un Juicio Administrativo expediente número 642/2007, en proceso, Recursos de Revisión y Juicios de Amparo de él derivados, también actualmente en tramite, razón por la cual
no es procedente proporcionarle los detalles correspondientes.
En relación con lo costos erogados por la Administración Municipal respecto de este asunto, se le comunica -a Cortés Trejo- que una vez que lo Juicios Administrativo y de Amparo concluyan, se formulara el calculo de los gastos generados y e procederá en consecuencia.
Por último, y respecto a la instrumentación y acciones legales ante la Contraloría Municipal, Contraloría del Poder Legislativo y la Procuraduría General de Justicia del Estado de México, se le hace de su conocimiento que una vez se resuelvan los referidos Procesos Jurisdiccionales, se ejercerán las que correspondan.
Arturo Ugalde ocultaba que el amparo mencionado, se había resukieto 1l 29 de septiembre de 2010, a favor de “PARKING TECH ON STREET, SOCIEDAD ANÓNIMA DE CAPITALVARIABLE”.
Ugalde Meneses volvía mentir y no solamente en este renglón, sino en el hecho que no ha movido un dedo para actuar en contra de los ex servidores públicos que concretaron el gran fraude de los parquímetros.

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